Plasencia, en Cáceres (Extremadura)

Plasencia

Cáceres

A orillas del río Jerte, en la provincia extremeña de Cáceres, Plasencia cuenta con un casco histórico fruto de su estratégico enclave en la Ruta de la Plata. Esta localidad fue habitada por romanos y árabes hasta que en el siglo XII Alfonso VIII la reconquistó y repobló.

A partir del siglo XV la nobleza de la región se traslada a esta ciudad, determinando su fisonomía actual. Palacios, casas nobles e importantes construcciones religiosas componen un singular barrio monumental. El Parador de Turismo de Plasencia, un antiguo convento, nos brinda la posibilidad de degustar la gastronomía cacereña en un marco incomparable.

Su trazado medieval se nos muestra claramente en los restos de sus murallas, entre los cuales destacan torreones y puertas, como la del Sol o el postigo de Santa María. En el centro de Plasencia se levanta su Plaza Mayor, lugar de reunión de la ciudad, especialmente durante la celebración del Martes Mayor, Fiesta de Interés Turístico. Aquí también se encuentra el Ayuntamiento.Uno de los conjuntos monumentales más representativos es el formado por las catedrales Vieja y Nueva. La Catedral Vieja es de traza románica, a pesar de empezar a construirse en el siglo XIII. Casi todos los estilos artísticos provenientes de Europa llegaron con retraso a tierras extremeñas, debido su situación fronteriza entre los reinos cristianos y los musulmanes. Así, mientras el románico llega al norte peninsular en los siglos X y XI, no sería construido aquí hasta el XIII. La portada de la Vieja, la Capilla de San Pablo, y la Virgen del Perdón pertenecen a la transición entre románico y gótico. La Catedral Nueva cuenta con abundantes elementos góticos y renacentistas, como su coro, bóvedas y portadas platerescas. Es en el Museo Catedralicio donde se expone las “Bodas de Caná”, tabla gótica del siglo XVI. Maestros del barroco español como Gregorio Fernández y los hermanos Churriguera también dejaron huella de su arte en los retablos de la catedral.Las Órdenes Militares de Santiago y de Alcántara, de gran importancia política en estas tierras, influyeron en la construcción de numerosas iglesias en la ciudad. Las de San Nicolás, San Martín, San Salvador o San Pedro, son algunas de las más importantes. Se trata de templos románicos y góticos edificados a partir del siglo XIII, algunas sobre construcciones musulmanas.La arquitectura palaciega tiene buenas muestras en Plasencia. El Palacio de los Monroy o de las dos Torres es un bello ejemplo de estilo románico. Aquí se alojaron personajes tan emblemáticos como Fernando el Católico y Pedro de Alcántara. En el Palacio Episcopal, situado frente a la puerta románica de la catedral, podemos apreciar los elementos principales de la arquitectura renacentista española. El Palacio de Carvajal-Girón y el de los Marqueses de Mirabel nos acercarán al plateresco extremeño.Además de recorrer las calles medievales de Plasencia, el Museo Etnográfico Textil “Pérez Enciso”, la Colección de Caza del Palacio de Mirabel o el Santuario de la Virgen del Puerto, son algunos de los puntos de interés.El antiguo convento de Santo Domingo (s.XV-XVII), en pleno centro histórico medieval, acoge el Parador de Turismo de la ciudad. Situado dentro del recinto amurallado de Plasencia, se convierte en un lugar perfecto para descansar durante el viaje y aproximarnos a la excelente gastronomía extremeña. Entre las sugerencias del chef del parador tenemos: sopa de patatas, pucherete de perdiz, lomitos de cordero a la miel de la dehesa, compota de higos de la Vera y migas extremeñas. Plasencia es tierra donde, además, hay que degustar platos de setas, escabeches, truchas y cabrito, asado o guisado. La mesa extremeña se completa con jamón ibérico de la Dehesa de Extremadura, quesos de La Serena, cerezas del Valle del Jerte, todo con Denominación de Origen.Plasencia, en el norte de Cáceres, es un excelente punto de partida para conocer la Sierra de Gata, las Hurdes, los valles de Ambroz y del Jerte, la comarca de la Vera, las Villuercas, los Ibores y los Montes de la Siberia. Así, disfrutaremos de la arquitectura popular serrana, alquerías de pizarra entre saltos de agua y meandros, juderías como la de Hervás, tierra de cerezos, villas monumentales y balnearios, como el de Valdefernando, en Valdecaballeros.La ciudad Patrimonio de la Humanidad de Cáceres, Trujillo, la Sierra de San Pedro, la de Guadalupe con su monasterio, también declarado Patrimonio de la Humanidad por las UNESCO y el Parque Nacional de Monfragüe son otros puntos de obligada visita.

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