Paseo del Espolón de Logroño (La Rioja)

Logroño

La Rioja

Logroño es una ciudad rica en historia y tradiciones que se conservan desde la Edad Media. El Camino de Santiago hizo de esta una de las poblaciones más importantes de la ruta, dejando un interesante conjunto monumental estrechamente vinculado al tradicional paso de peregrinos.

La historia de Logroño no puede desligarse del Camino de Santiago. Tanto es así, que la ciudad no llegó a cobrar importancia hasta el auge de la ruta jacobea, a partir del siglo XI.

El Codex Calixtinus (s. XII), la primera guía del Camino de Santiago, ya menciona a Logroño en sus páginas. Y es que el paso de comerciantes, artistas y peregrinos por las calles empedradas de la capital riojana durante siglos han hecho de la ciudad un cruce de caminos de gran relevancia cultural. El río Ebro atraviesa la ciudad y sobre él se encuentran dos puentes que sirven para comunicar Logroño con Navarra y Álava. El más antiguo de ellos es el Puente de Piedra, que permite que la ruta jacobea llegue hasta la ciudad. En su origen (siglo XI), estaba fortificado por cuatro arcos y tres torres. Otro puente, esta vez de hierro y construido en el siglo XIX, cruza también este cauce fluvial. De la antigua muralla que circundaba la ciudad, queda en pie la muralla del Revellín y la puerta de Carlos I. Durante las fiestas patronales, se celebran en este lugar actos que recuerdan el asedio francés a la ciudad. En torno a la Rúa Vieja, tradicional calle de paso de los peregrinos que se dirigían a Compostela, aparecen las más importantes representaciones de la arquitectura jacobea como son el albergue de Peregrinos o la famosa fuente de los Peregrinos. Tampoco deja duda sobre la importancia de esta ruta jubilar la iglesia de Santiago. Este monumental edificio, erigido en el siglo XVI, cuenta con una sola nave y su fachada muestra una formidable imagen de Santiago Matamoros. En el interior se venera la imagen de la Virgen de la Esperanza, patrona de Logroño. El centro histórico acapara importantes citas culturales, como la Catedral de Santa María la Redonda (ss. XV-XVIII), que alza sus imponentes torres barrocas en la plaza del Mercado. El actual recinto catedralicio se asienta sobre una antigua iglesia románica de forma redonda. De la importante obra escultórica presente en el edificio, sobresalen las tallas de Gregorio Fernández y una representación del Calvario realizada por el maestro renacentista Miguel Ángel. Abundan los templos en Logroño, destacando entre todos ellos Santa María de Palacio, el más antiguo de la capital riojana, que preside el horizonte logroñés con su aguja gótica. En su interior se pueden admirar un magnífico claustro, un retablo flamenco y varias piezas románicas. Muy cerca, aparece la torre mudéjar de la iglesia de San Bartolomé, dedicada al patrón de la ciudad. Construida en el siglo XII, conserva una exquisita portada esculpida y constituye la única muestra de arte románico en la urbe. Logroño también cuenta con buenos ejemplos de arquitectura civil, como el palacio del Marqués de Legarda, el de los Chapiteles o el Museo de La Rioja, instalado en el palacio de Espartero, una construcción barroca del siglo XVIII. Las avenidas y plazas de Logroño también son una buena opción para disfrutar del ambiente de sus calles. El paseo del Espolón es uno de los centros emblemáticos de la ciudad y la plaza del Mercado lugar de cita de sus habitantes.

Gastronomía y alrededores

La rica huerta riojana permite elaborar algunas de las especialidades que conforman la reconocida tradición culinaria riojana. Espárragos, alubias, pimientos, alcachofas y otras verduras y legumbres se convierten en la base de una larga lista de platos como la menestra de verduras, las patatas a la riojana, las chuletillas de cordero y cabrito al sarmiento o los pimientos rellenos. Los postres típicos pasan por las peras al vino, los fardelejos de Arnedo (hojaldre con pasta de almendra) o los mazapanes de Soto (elaborados con azúcar y almendra molida). Hablar de Rioja es sinónimo de grandes vinos españoles. Desde hace décadas, los caldos riojanos, protegidos por una Denominación de Origen propia, son referencia obligada en toda España y en el extranjero. La profunda tradición jacobea que existe en La Rioja se percibe en cada una de las localidades que atraviesa la ruta compostelana en esta provincia. Dejando atrás Logroño, el Camino Francés transcurre por Navarrete, con restos de un antiguo hospital de peregrinos, y Nájera, antigua corte real. En ésta última podemos admirar el Monasterio de Santa María la Real, que destaca por su espléndido claustro y por su función como refugio de peregrinos. Continuando este trazado, los caminantes deben desviarse unos kilómetros hasta San Millán de la Cogolla para admirar la increíble belleza del conjunto formado por los Monasterios de Suso y Yuso, declarados Patrimonio de la Humanidad. Santo Domingo de la Calzada es la última gran etapa riojana del Camino. En esta cuidada localidad sobresalen sus murallas, su calzada y la Catedral de San Salvador. Acogen al visitante una Casa del Santo y el Parador de Turismo, un antiguo hospital de peregrinos construido en el siglo XII junto al recinto catedralicio. Fuera del Camino de Santiago, otras localidades riojanas de gran importancia son Calahorra, capital de la Rioja Baja, que cuenta con Parador de Turismo; la vecina Alfaro, en cuyo casco antiguo se alza la colegiata de San Miguel Arcángel (ss. XVI-XVII); y Haro, villa señorial que se convierte en centro de la producción vinícola riojana. Al sur de la región se puede recorrer la Ruta de los Dinosaurios, itinerario que permite admirar diversas huellas dejadas por estos animales prehistóricos. Otro de los atractivos de La Rioja es su riqueza natural. El Parque Natural de Sierra de Cebollera, en la comarca de Los Cameros, limítrofe con la provincia de Soria, alberga una de las mayores muestras de relieve glaciar de la península.

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