Ciutadella de Menorca (Islas Baleares)

Ciutadella de Menorca

Menorca

En el extremo occidental de Menorca se levanta Ciutadella, antigua capital de la isla. Sus remotos orígenes han dejado en sus alrededores un importante patrimonio arqueológico en forma de monumentos megalíticos tales como las taulas, los talayots y las navetas.

Esta bella ciudad portuaria ofrece en torno a Es Born, su centro histórico, un conjunto de calles medievales en el que sobresalen sus numerosos palacios, iglesias y fortalezas. Próxima a ella, el visitante podrá descubrir las excelentes playas y calas menorquinas, así como recoletos pueblos pesqueros. A todos estos atractivos se añade una sabrosa tradición culinaria, basada en productos del mar.

Existen indicios de primitivos asentamientos humanos en el actual emplazamiento de Ciutadella, así como en el resto de Menorca, ya desde el 2000 a. C. Buena prueba de ello son los abundantes hallazgos arqueológicos que aún se conservan, como las taulas (monumento megalítico con forma de T), los talayots (especie de torres) y las navetas (construcción funeraria en forma de nave invertida). Estos restos hacen de Menorca un auténtico museo al aire libre. La colonia romana de Iamo (actual Ciutadella) comenzaría a cobrar cierta relevancia sobre todo a partir del 73-74 d. C., momento en el que el emperador Vespasiano concede a esta población el título de municipio. En la Alta Edad Media, Ciutadella era centro político y administrativo insular, estatus que mantendría durante los siglos de dominio árabe. A partir del siglo XIII, Menorca pasó a manos cristianas tras ser conquistada por el rey Alfonso III. La ciudad conservó su capitalidad hasta que los británicos, que dominaron la isla durante el siglo XVIII, decidieron transferirla a Mahón. A pesar de ello, Ciutadella ha continuado siendo sede del obispado menorquín hasta nuestros días.

La ciudad

Ciutadella hay que recorrerla a pie, descubriendo sus calles medievales. En el centro del casco antiguo de la urbe se encuentra Es Born, la antigua plaza de armas de la ciudadela medieval. Un obelisco preside este tradicional escenario de fiestas y otros actos sociales que tienen lugar en la ciudad. Entre los principales edificios que dan a esta plaza figura el Ayuntamiento, construido sobre el antiguo alcázar árabe. El actual consistorio es del siglo XIX y conserva algunos restos de su primitiva construcción. También pueden visitarse, en determinadas épocas del año, varias dependencias del cercano Palacio Salort. Y junto a él, el Palacio Vivó, uno de los más emblemáticos de la ciudad, con su singular fachada roja de estilo neoclásico decorada con motivos tradicionales de la isla. La Catedral, también en torno al centro, fue mandada construir en el siglo XIV por el rey Alfonso III sobre el antiguo emplazamiento de la mezquita mayor que hubo en Ciutadella en época árabe. De aquella conserva el minarete, reconvertido en campanario. Este monumental templo, de estilo gótico catalán, posee una sola nave y seis capillas, entre las que sobresale la Capilla de las Ánimas (siglo XVIII). La importancia de la ciudad como centro religioso propició la existencia de otros edificios religiosos de gran valor, como el Convento de Santa Clara y el Claustro de la Iglesia del Socors, que formaba parte del antiguo convento de monjes agustinos. Frente a la Catedral se alza la fachada neoclásica del Palacio Olives, otra de las casas nobles de la ciudad. El interior del edificio conserva frescos con representaciones animales, así como una estatuilla de época romana que fue hallada en el yacimiento del Pujol Antic de Menorca. No menos bella es la fachada del Palacio del Conde de Saura, cuya última remodelación data del siglo XVII. Desde el mirador, situado detrás del Ayuntamiento, se puede contemplar una excelente panorámica del puerto, ubicado en una cala a los pies de la ciudad. El Bastió de Sa Font, saliendo del centro de Ciutadella, es uno de los cinco bastiones que formaban parte de las antiguas murallas que fueron edificadas en el siglo XVI. El recinto es la sede actual del Museo Municipal. Por su parte, el Castell de Sant Nicolau alberga una exposición sobre la Reserva de la Biosfera de Menorca.

Gastronomía, fiestas y alrededores

El mar proporciona algunos de los ingredientes principales de la gastronomía de las Islas Baleares. La caldereta de langosta quizá sea uno de los platos menorquinos más prestigiosos, sin olvidar la célebre salsa mahonesa, elaborada con huevo, aceite y ajo. Otras especialidades isleñas son la sèpia al forn, los arroces de pescado o el tumbet (a base de patatas, pimientos fritos, berenjena y salsa de tomate). Para finalizar, nada mejor que una ensaimada (especie de bollo en forma de espiral) o un queso con Denominación de Origen Mahón. La ginebra mallorquina, bebida aromatizada con bayas de enebro, es una de las bebidas más típicas de la isla. El calendario festivo de Ciutadella tiene su cita más importante durante las fiestas de San Juan, que se celebran los días 23 y 24 de junio. Durante esos días, jinetes a lomos de sus caballos recorren el centro de la ciudad en medio de una gran animación popular. En cuanto al patrimonio arqueológico de la zona, hay que citar la Naveta des Tudons, monumento megalítico correspondiente al periodo pretalayótico (siglo XIV a. C.) y que era utilizado con fines funerarios. Las playas constituyen uno de los principales atractivos turísticos de la isla. Cerca de Ciutadella se encuentran Cala Mitjana, Cala Trabalúger y Cala Galdana, uno de los núcleos costeros más concurridos de Menorca. También se pueden visitar algunas localidades como Ferreríes. Destaca su iglesia de Sant Bartolomeu (1870), además de contar con hermosas calas como las de Calderer o la del Pilar. En el cercano monte de Santa Águeda se alza el castillo árabe de Sent Agayz. Es Mercadal, situado a los pies de Monte Toro, la mayor altitud de la isla, es conocido por su gastronomía y por su artesanía del calzado. A este municipio pertenece Fornells, pequeño puerto pesquero de la costa norte surgido en torno al castillo de San Antonio (siglo XVI). La costa oriental de Menorca alberga la principal zona húmeda de la isla, el Parque Natural de S’Albufera des Grau, I’lla d’en Colomi i el Cap de Favàritx. El centro del parque lo constituye una laguna costera de escasa profundidad que se convierte en un perfecto observatorio de aves marinas. El insólito entorno natural y cultural que ofrece Menorca, unido a un desarrollo socioeconómico sostenible, permitieron a la isla obtener en 1993 la declaración de Reserva de la Biosfera que concede la Unesco.

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