Jardines de Son Marroig en Deya. Mallorca

Deya

Mallorca

Deià es una bella localidad de la denominada Costa Norte mallorquina, situada entre la Sierra de Tramuntana y el mar.

Su casco urbano, asentado en la ladera de una pequeña colina con vistas al Mediterráneo, permanece inalterable a través del tiempo, con sus antiguas casas mallorquinas, y es tradicional lugar de residencia de pintores y artistas. En las inmediaciones de la localidad, la costa dibuja recónditas calas que invitan al descanso y al paseo relajado. Son sólo algunas de las muchas posibilidades que ofrece Deià, donde también se pueden saborear las excelencias de la mesa balear.

Un abrupto paisaje de bosques y olivares se convierte en el increíble telón de fondo que rodea la villa de Deyá, un cuidado caserío de calles empinadas y fachadas de piedra se extiende por la ladera de un cerro próximo a la costa.Habitada ya desde la Prehistoria, fueron los árabes quienes, en la Edad Media, bautizaron a la población con el nombre de “Ad daia” y aportaron inteligentes soluciones para salvar los grandes desniveles del terreno, como son los cultivos en terrazas.En la parte alta del núcleo se alza la iglesia parroquial, cuyo origen se remonta a finales del siglo XV. El templo, de una sola nave, tiene adosada una antigua torre defensiva que fue transformada posteriormente en campanario. En su interior se puede visitar el Museo Parroquial, que expone una interesante colección de piezas de arte sacro.Detrás de la iglesia se puede visitar el cementerio municipal (s. XVII), espléndido mirador sobre el valle en el que descansan algunos personajes ilustres que establecieron en esta villa su residencia.La arquitectura religiosa tiene otro referente destacado en el Monasterio de Miramar (s. XIII), donde estuvo enseñando el escritor y misionero Ramón Llull.Muy cerca se halla el Museo del Archiduque Luis Salvador. Ubicado en Son Marroig, exhibe al público efectos personales del archiduque, así como diversas colecciones de pintura, cerámica fenicia, grecolatina e hispano-árabe.Otro museo de Deyá, el Arqueológico, recoge diversos testimonios procedentes de los asentamientos de Muleta (Sóller) y Son Ferrandell-Olesa.El municipio cuenta en su franja costera con recoletas calas donde poder disfrutar del baño en aguas cristalinas. La más conocida es Cala de Deyá, convertida en punto de encuentro de sus habitantes y en fondeadero de embarcaciones en época estival.Alrededores y gastronomíaDeyá se encuentra rodeada por los insólitos paisajes de la Sierra de Tramuntana y dista escasos kilómetros de otras localidades como Valldemossa y Sóller. La carretera de Deyá a Valldemossa ofrece bellas panorámicas entre olivares sobre el mar. En Son Marroig conviene parar y asomarse al acantilado. Es una de las panorámicas más hermosas del litoral mallorquín. Más adelante, Valldemossa luce un pintoresco casco histórico en el que destaca La Cartuja, con su campanario de azulejos verdes. En sentido opuesto, Sóller reúne bellas mansiones señoriales y palacetes entre campos de naranjos. Un antiguo tren nos conducirá hasta el Puerto de Sóller, un lugar apropiado para deleitarnos con los platos mallorquines elaborados con pescados y mariscos frescos. O si se prefiere, es posible degustar productos de la isla con Denominación de Origen propia como la sobrasada, el queso de Mahón y los vinos de Binissalem-Mallorca. El tumbet (un guiso de verdura compuesto por patatas, pimientos fritos y berenjenas con salsa de tomate), los arroces de pescado o el “pa amb oli” (rebanada de pan untada con aceite y tomate) no deben faltar. De postre, nada mejor que una ensaimada y alguno de los licores que aquí se destilan (palo, gin o hierbas).

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