Atardecer en Roses, en Girona (Cataluña)

Roses

Girona

La antigua colonia griega de Roses se extiende entre el mar y la montaña, en plena Costa Brava.

Esta localidad gerundense ofrece multitud de playas y calas entre acantilados rocosos, donde el visitante puede practicar los más variados deportes náuticos, así como el senderismo en los cercanos parques naturales de Aiguamolls de l´Empordá y Cap de Creus. Por su parte, el conjunto histórico-artístico de la Ciudadela muestra la estructura de un conjunto defensivo renacentista a orillas del mar Mediterráneo.

En uno de los extremos del Golfo de Roses, entre el Cap Creus y el macizo Montgrí, se emplaza la localidad de Roses. Las tranquilas aguas de este puerto natural ya fueron codiciadas en tiempos de los rodios, quienes instalaron aquí una colonia comercial. Los restos de la ciudad griega de Rhode, fundada en el 776 a. C., el antiguo barrio helenístico (s. III a. C.), la villa romana y el monasterio románico-lombardo del siglo XI forman parte del trazado de la Ciudadela, declarada conjunto histórico-artístico. Esta fortificación militar fue mandada construir por el emperador Carlos V para repeler el ataque de piratas y corsarios. El estilo renacentista de la construcción se deja ver en sus lienzos y en la Puerta del Mar.A este mismo periodo histórico (s. XVI) pertenece el Castillo Trinitat, edificado sobre la punta de la Poncella. Su planta conserva la forma de estrella de cinco picos utilizada en la época en este tipo de construcciones militares. A sus pies se alza el faro de Roses, uno de los muchos que menudean el accidentado perfil de la Costa Brava.Casco urbano de RosesEn su casco urbano también es interesante visitar la iglesia parroquial de Santa María y la Casa Mallol. Esta última remite a la estética modernista, como se puede constatar en su fachada principal. En su interior conserva techos ornamentales, elementos de forja y vidrieras de artesanos locales.Calas de aguas transparentes entre acantilados y grandes arenales con todo tipo de comodidades o en estado semi salvaje se extienden a lo largo del litoral de Roses. Algunas de sus playas han sido distinguidas con el símbolo de Bandera Azul, lo que acredita la calidad de su entorno. Y en estos puntos estratégicos se han situado urbanizaciones de lujo como El Salatar, Santa Margarida o Puig-Rom. Precisamente en esta última se puede visitar un castro visigótico del siglo VII.Restaurantes, bares de copas y terrazas se instalan en los lugares más bellos de la costa para disfrutar de espléndidas panorámicas, mientras se degusta la cocina gerundense. La ensalada de bacalao (esquixada), las verduras al horno (escalivada) o el xató (escarola con anchoas y bacalao) son algunos de los entrantes. La combinación de mar y montaña llega también a los fogones en forma de pollo con langosta o conejo con caracoles. Pescados y mariscos a la parrilla, guisados o con arroz componen otras sabrosas recetas. Entre los postres destaca la crema catalana (especie de natillas con azúcar caramelizada) y el requesón con miel (mel i mató). Los mejores vinos para este menú son los pertenecientes a la Denominación de Origen Ampurdán-Costa Brava.Espacios naturales y submarinismoA las diferentes actividades de ocio que proporcionan su litoral y su puerto deportivo se suman otros deportes de aventura practicables en la cercana sierra de Rodes o en los parques naturales de Aiguamolls de l´Empordà y Cap de Creus. La riqueza paisajística de esta región permite admirar las últimas estribaciones del Pirineo gerundense, acantilados que se hunden en el Mediterráneo y las lagunas y avifauna de uno de los mayores humedales de Cataluña.La riqueza submarina de la Costa Brava es otro de los atractivos turísticos. Barcos de visión subacuática, buceo o inmersión son excelentes oportunidades para conocer la gran cantidad de especies animales y vegetales que habitan en estos fondos.Desde Roses se puede recorrer buena parte de la provincia de Girona y acercarse a localidades tan pintorescas como Cadaqués o Port de la Selva. Empuries conserva importantes hallazgos griegos, mientras que, hacia el interior, en Figueres habrá que visitar el Teatro-Museo de Dalí, maestro del surrealismo. Al borde de un acantilado sobre el Mediterráneo se sitúa el Parador de Turismo de Aiguablava, un excelente hotel de cuatro estrellas en el que el visitante podrá descansar durante su tiempo de ocio. El pueblo medieval de Pals, declarado conjunto histórico-artístico, y Girona, con su recinto amurallado llamado la Força Vella, son otras de las muchas posibilidades que ofrece esta región catalana.

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